Sebastián conoce muy pronto lo que es la responsabilidad, ya que con 17 años se empieza a encargar de un motel que su tío tiene en Veracruz, en una zona bastante desolada de la costa en la que los turistas no pasan.
Allí va a conocer a Miranda, una mujer que le dobla la edad y que se dedica a vender inmuebles, además de ser muy liberal y acostarse con su jefe. Por eso Miranda está en el hotel, ya que es allí donde tiene sus encuentros furtivos con Mario, que es su amante.
Mario no se caracteriza por ser muy puntual, de manera que siempre llega tarde cuando queda con Miranda. Por eso, a ella y a Sebastián les da tiempo de hablar un buen rato hasta que Mario llega.
Se trata de una producción de bajo presupuesto, pocos personajes, un motel de mala muerte, escazo diálogo, por momentos hasta muy aburrida, como la vida de Sebastián para quien el motel es solo cumplir con la promesa hecha a su tío.
Pero la aparición de Miranda cambia en algo las cosas, desinhivida, liberal, terminará metiendose a la cama con Sebastián, pero eso no significa que esten juntos, puntuación cinco.
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