Tercera entrega de Daniel Craig como 007, en la que veremos a un James Bond, al que no estamos acostumbrados, derrotado, al que su pasado parece estar empezando a pesarle demasiado.
Tras una misión fallida, en la que su mejor agente ha desparecido, el MI6, sufre uno de los peores ataques a los que se ha tenido que enfrentar en toda su historia. Un pirata informático, cuya identidad se desconoce, ha sido capaz de introducirse en el ordenador de M, la directora del servicio secreto y consiguiendo robar los datos de todas las misiones y agentes secretos, que están operando en estos momentos en todo el mundo. Unos datos, que servirán para dar al traste con un gran número de misiones y con los que eliminarán a un alto número de agentes británicos.
Enterado de este terrible suceso, 007, decide que es el momento de volver a rencontrarse con su antigua jefa y vengar la muerte de todos agentes que han dado su vida por Inglaterra. Pero antes de salir a la caza de su asesino, un malvado hombre llamado Vega, tendrá que someterse a un duro entrenamiento, en el que debe descubrir si sigue estando capacitado para realizar este trabajo.
Es una película mala, el actor es pésimo en su representación de Bond, y no es la primera vez, pero ahora se agrega el pésimo guión, puntuación dos.
