Zoe es una galerista de arte con un futuro muy prometedor, el cual se puede terminar si no cambia su actitud. Su vida profesional puede acabar, y lo que es peor, lo mismo puede pasar con su vida familiar.
Zoe está casada y tiene dios hijos, por lo que podemos decir que tiene una familia perfecta. Sin embargo, la felicidad de la familia está a punto de terminar por la locura de Zoe, que es adicta al sexo.
Esa adicción nace cuando conoce a un joven galerista que expone en la galería que ella dirige. Pronto siente una atracción hacia él y así comienzan una relación tóxica, que complica mucho la vida de Zoe.
Si no hace nada por remediarlo, su adicción al sexo le va a arruinar su vida. Ya sabemos que el primer paso para curar una adicción es que el adicto lo reconozca, algo que no parece que vaya a hacer nuestra protagonista, o al menos no a corto plazo.
Una película que intenta ser erótica pero se queda solo en el intento, porque sus escenas más calientes están recortadas totalmente, una mujer que tiene una familia y que de pronto siente la necesidad de descubrir nuevas cosas y conoce a otros dos hombres, pero surge de pronto, todo por un trauma infantil de una violación que sufrió de niña, no cuadra la historia, como tampoco su vida familiar con su deseo sexual, todo está muy forzado, termina en un grupo de ayuda, hasta parece una película religiosa, donde le dice que su enfermedad puede ser curada, claro si fuese el caso de un hombre seguramente sería normal, no una enfermedad, pero como es una mujer entonces es anómalo, pésimo, puntuación uno, no pierdan su tiempo viendolo.
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