Ian es un doctor en biología que estudia la evolución humana y está especializado en el ojo, un órgano importante pues es que nos da la visión y el que ha ayudado a que en tiempos lejanos no nos comiesen los distintos depredadores.
Está haciendo experimentos, los cuales pueden tener unos resultados excelentes, los cuales ayudarían mucho a la humanidad. De hecho, podrían tener consecuencias históricas, por lo que Ian está muy contento.
Como buen científico, Ian quiere que sus descubrimientos sean contrastados por otros científicos para ver si son verdaderos. Es así como Karen, una científica, entra en su vida por primera vez.
Con ella empezará la fase de verificación de sus conclusiones, aunque a la vez descubrirá que en la ciencia también caben los sentimientos, los cuales es posible que surjan entre ambos debido a que pasan mucho tiempo juntos con los experimentos.
Con ella empezará la fase de verificación de sus conclusiones, aunque a la vez descubrirá que en la ciencia también caben los sentimientos, los cuales es posible que surjan entre ambos debido a que pasan mucho tiempo juntos con los experimentos.
Además, las dificultades que van a pasar los unirán más, ya que la verificación de los experimentos va a presentar más dificultades de las que se creía.
La historia está dividida en dos partes, una referida a los orígenes biológicos de los ojos complejos como los nuestros y la segunda parte, mucho más interesante, sobre la conexión que puede haber más allá de la muerte con personas que comparten el mismo patrón en el iris, lástima que termine justo cuando se hace más interesante. Puntuación ocho.
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