
Max (Jamie Foxx) lleva doce años detrás del volante de un taxi y está curado de espantos. Las caras pasan por el retrovisor; la gente y los lugares entran y salen de su vida... hasta una noche. Vincent (Tom Cruise) es un asesino a sueldo. Los miembros de un cartel de narcotraficantes se enteran de que van a ser llamados ante un Gran Jurado y deciden adelantarse matando a los testigos clave en una noche fatídica. Vincent aterriza en Los Ángeles y cinco personas morirán. Una serie de acontecimientos hace que Vincent secuestre el taxi de Max. A partir de este momento, Max se convierte en prescindible, alguien que estaba en el lugar inoportuno en el momento inoportuno. Esa noche, Max obliga a Vincent a llevarle a la dirección de cada una de sus víctimas. Ninguno de los dos podía imaginarse que para sobrevivir acabarían dependiendo el uno del otro, con la policía de Los Ángeles y el FBI persiguiéndoles.
Empezó como una noche cualquiera. Max (Jamie Foxx) lleva 12 años detrás del volante de su taxi y está curado de espantos. Las caras pasan por el retrovisor; la gente y los lugares entran y salen de su vida... hasta una noche. Durante esa noche, en la ciudad de Los Ángeles, Max se encuentra de repente obligado a realizar una carrera teniendo por pasajero a un asesino a sueldo (Tom Cruise)... en pleno trabajo.
Una película de intriga, bien realizada, un asesino a sangre fría que piensa que los seres humanos son insignificantes frente al universo y que en una gran ciudad nadie se daría cuenta que otro persona a muerto, su opuesto, un taxista, soñador, con valores, con ideales, que respeta a los demás y que por cuestiones del azar se verá vinculado una noche al accionar de este psicópata asesino a sueldo, puntuación tiene un nueve, solo no me gusta el final pudo ser mejor.
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