Adam (Alec Baldwin) y Barbara (Geena Davis) mueren en un accidente de coche poco tiempo después de estrenar su nueva casa. Los nuevos propietarios son Charles, la extravagante escultura Delia (Catherine O'Hara) y la hija de ambos (Winona Ryder). Lo que ellos no imaginan es que los fantasmas de los últimos propietarios empiezan a molestarles y deciden pedir ayuda a Beetlejuice (Michael Keaton), un desagradable, gritón y chapuzero bioexorcista que utilizará sus poco recomendables métodos.
Una disparatada película que narra los encuentros entre vivos y muertos de una forma muy cómica, puntuación ocho.
